Please use this identifier to cite or link to this item: https://hdl.handle.net/20.500.12544/168
Geología del cuadrángulo de Jauja 24-m - [Boletín A 48]
1994
INGEMMET. Boletín, Serie A: Carta Geológica Nacional, n° 48
El cuadrángulo de Jauja presenta rasgos fisiográficos compuestos de: Altas Mesetas Centrales, Depresión de Huancayo-Jauja (sector noroccidental) y la Cordillera Oriental. En general, el relieve de las Altas Montañas Centrales y de la Cordillera Oriental, se encuentran entre los 3,800 y 4,400 m.s.n.m. y se caracteriza por prevalecer en éste restos de la superficie "Puna". Sin embargo, en el eje de la Cordillera Oriental destaca la presencia de relieves reactivados correspondientes a un sistema montañoso de cumbres nevadas que sobrepasan los 5,500 m.s.n.m. (Huaytapallana y Marairazo). La columna estratigráfica reconstruida revela la existencia de una superposición de ciclos sedimentarios que van desde el Precámbrico al Cuaternario. Está conformado por rocas metamórficas que afloran en vastas áreas del Macizo de Huaytapallana y Marairazo y fueron descritas anteriormente (Harrison 1943), como una unidad estructural "Complejo Comas". La edad de estos gneises sería precámbrica. Las rocas del Paleozoico yacen discordantemente, sobre el basamento metamórfico, una serie marino-continental del Paleozoico superior y un conjunto molásico tardío del Pérmico superior al Triasico inferior. Suceden a la Tectogénesis Hercínica principal (Eohercínica) del Devónico terminal, fases distentivas menores que originaron las cuencas hercínicas tardías, discordantes a las estructuras Eohercínicas, habiendo recibido en un primer estado las molasas continentales del Mississipiano y posteriormente, las series marinas en un comienzo terrígenas y luego calcáreas de edades Pensylvaniano a Pérmico inferior. Una nueva fase de distensión mayor- distensión tardihercínica comienza en el Pérmico medio, la cual se traduce en una sedimentación molásica roja y un volcanismo intenso en el curso del Pérmico superior y posiblemente también del Triasico inferior. Posteriormente a los movimientos verticales que caracterizaron al Pérmico superior, que posiblemente se produjeron en el Trías-inferior seguido por un período calmado, ocasionaron la formación de las cuencas marinas epicontinentales, cuyos ejes de subsidencia ocuparían la parte central de los Andes del Perú Central. El mar se habría extendido mayormente en el Liásico, tanto hacia el NE como al SO, con una fase regresiva en el Dogger. A partir del Málmico, se instaló en el Perú Central un nuevo contexto paleogeográfico: el cuadrángulo de Jauja se encuentra en el límite de la plataforma del Altiplano y el geoanticlinal de la Cordillera Oriental, separando la cuenca andina occidental del régimen sedimentario geosinclinal de la cuenca oriental epicontinental. Desde el Triásico al Cretáceo terminal, la mayor parte de los eventos paleogeográficos parecen estar en correspondencia al juego recíproco de la Placa Continental y la de Nazca. Posteriormente a la emersión del geosinclinal, a fines del cretáceo que siguió a los movimientos andinos intra-senonianos, se depositaron las molasas ó capas rojas del Eoceno medio en cuencas continentales restringidas. Las capas rojas las cuales abarcan grandes extensiones en las altas mesetas, fueron deformadas y erosionadas por las dos últimas fases andinas y a las que se superpuso un intenso período magmático efusivo, que caracteriza al eje de la Cordillera Occidental. Las manifestaciones volcánicas no alcanzan a rellenar los relieves de la Cordillera Oriental ni la Depresión de Huancayo-Jauja. Los terrenos Cuaternarios están ampliamente distribuidos en la región de Jauja, principalmente en la Depresión de Huancayo-Jauja, rellena por los depósitos lacustres del Pleistoceno y por detritus consecuentes de las tres glaciaciones que acaecieron en los Andes, durante el período Pleistoceno y Reciente. Del punto de vista tectónico, la región Central del Perú, está ligada a la evolución integral del edificio andino que tiene características de superposición sucesiva de 3 cordilleras: una Cordillera Precámbrica, una Cordillera Hercínica y una Cordillera Andina Polifásica. El territorio cubierto por la hoja de Jauja, está constituido por terrenos representativos de estos tres eventos. Los gnéises y metavolcanitas precámbricas tienen una historia correlacionable con las demás estructuras precámbricas de los Andes, concordantes con un proceso orogénico único polifásico, cuya edad relativa tiene por límite superior 450 M.A. (Pre-Ordoviciana). La foliación corresponde a la transposición de dos fases con esquistosidad de flujos, miméticas a la estratificación original. Ésta se encuentra afectada por una fase de esquistosidad de fractura tardía. La dirección de la foliación varía entre N 80° y N 130°, sub-vertical. Las condiciones de deformación se produjeron a temperaturas y presión de la zona de la sillimanita. Las secuencias metamórficas estudiadas, están representadas por facies a partir de un material pelítico rico en calcio, fierro y magnesio. Las paragénesis encontradas, muestran dos zonas definidas: la zona de la clorita y la zona de sillimanita. Las asociaciones de cordierita + biotita + sillimanita + granate, sugieren condiciones de presión de flujo inferior a la presión media. Los niveles calcomagnesianos tienden a demostrar que la zona sillimanita + ortosa + cuarzo agregan a este contexto metamórfico condiciones de facies granulita con cordierita, cuya temperatura de 700° a 800° C, determinarían un metamorfismo catazonal con anatexia y desaparición de la muscovita de baja presión. Las fases de la tectogénesis paleozoica deformaron sucesivamente las series del Paleozoico inferior-medio y las del Paleozoico superior, afectando a las series flysch, conglomerados del Devónico inferior y la fase intrapérmica Tardi-hercínica que afecta las series del Paleozoico superior y el basamento Eo-hercínico. La tectogénesis andina se manifiesta en dos fases situadas en el Cretáceo terminal y la segunda al final del Eoceno y comienzos del Oligoceno, dando lugar a megaestructuras, pliegues y fallas inversas de dirección NO-SE. Localmente en la Cordillera Oriental, están acompañadas de metamorfismo de facie prasienita. Los plutones graníticos ocupan regular extensión del cuadrángulo. En orden de importancia destaca el granito rosado de La Merced, cuyo extremo sur termina en la región del valle del río Runatullo. Es un granito alcalino con biotita y hornblenda de tendencia hipovolcánica (de alta temperatura), porfirítico y facies "rapackiwi"; está emplazado en las series permocarboníferas, consecuentemente su edad es Pérmica superior. Los plutones andinos primordialmente calco-alcalinos presentan alteración hidrotermal y mineralización en algunos casos. Las facies comunes son granodioritas-tonalitas (Sacsacancha) y granodioritas de Runatullo. Se tiene indicios de mineralización de Cu-Mo (Runatullo); Pb-Zn-Ag en filones (vetas) como Cristo Pobre, Jatunhuasi, Maraccniyocc; el Cu está ligado a los volcánicos y molasas Mitu de la estructura Acopalca-Huari. El V-Se-In, se presenta como un agregado de las asfaltitas de la Formación Aramachay. En el sector de los No-Metálicos la región es rica en material silíceo, aluminio, talco, arcillas, bentónicas y terrenos con fosforitas en Aramachay, además de materiales de construcción, como arcillas para la industria ladrillera, arenas, calizas, travertinos y piedras ornamentales.
Instituto Geológico, Minero y Metalúrgico - INGEMMET
105 p.

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